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viernes, 21 de enero de 2011

COMO SIEMPRE.


Apareció bajo la lluvia
que mojaba los adoquines.
La ví venir
caminando entre la gente
y pasó junto a mi
dejando su aroma
a piel mojada
y en su olor sentí
que mi cuerpo la extrañaba.
Se tensó mi alma,
mi corazón la amaba,
pero no era extraño
por el daño que me causaba.
Adherida a mi piel
vivió muchos años,
con una sonrisa amarga,
sin darme nunca un beso
ni mirarme a la cara.
Fuimos extraños
en las madrugadas
cuando se marchaba el sueño
y la lluvia amenazaba
con borrar las huellas
de una noche estrellada.
Fué triste nuestra relación,
como dos seres desprovistos
de sentimientos, viajamos
en un mismo tren.
Ahora que te encuentro,
sin buscarte ni desearte,
se que te quiero
como ayer amiga...
Soledad...