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viernes, 19 de abril de 2013

AMOR EN MIL PEDAZOS.





Cuando llegaste a mi eras imprescindible 
como las aguas para el río,
te necesitaba para respirar
hasta cuando me quedaba dormido.

Eras la sangre que me daba vida,
el aire que me rodeaba, la luz
que alumbraba y el corazón
que dentro de mi pecho latía.

Me acostumbre a vivir
dependiendo de tus besos,
conectado con tu boca
y deseando cada día más tu cuerpo.

Me llevaste hasta la luna
desde donde divisé la vida
tomando conciencia de lo equivocado
que estaba al concebir tu dicha.

Tu efigie cayó del pedestal,
ese tan alto que en mi alma habita,
roto en mil pedazos
todo el amor que por ti sentía...


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