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jueves, 17 de octubre de 2013

LA TARDE DE LOS RELOJES...





Sonaron los relojes en el atardecer
con su cadencia rota de cristales viejos,
sembrando el desconcierto sin querer
hasta en las imágenes de los espejos.

La una... las dos... las tres...

Horas que vivimos imaginando
hasta donde seguiría la oración,
con sus acordes de la mano caminando
sobre el polvo de la añeja canción.

Las cuatro... las cinco... las seis...

Se han callado los relojes esta tarde,
nunca más volverán a florecer,
dejando en sus minutos el fuego que arde
en el amor hasta que llegue el amanecer.

Las siete... las ocho... las diez.



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