Necesitè muchos años
para aprender a quererme,
para saber lo que valgo,
para apreciar mi esencia.
Necesitè violines en mis silencios,
tardes desnudas al cielo,
desengaños sin precedentes
y un mar de dudas en mis huesos.
Necesitè una sombra a mi lado,
una mano en la mìa,
unos pasos que yo no he dado
y una mujer que su corazòn abrìa.
Necesitè valorar lo que tenìa,
dejar los sueños en mi carpeta,
desmontar los castillos de cartòn
que hacìa cada vez que amanecìa.
Necesitè una cita con la muerte,
un pecado que todavìa duele,
un adiòs escrito en el cielo
y el olor de un perfume que en mi cuerpo huele.
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