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martes, 19 de julio de 2011

LA IMPOTENCIA.



Está quemando mis entrañas
la separación lejana
que llevo en mi cuerpo:
la distancia y su mañana.
La incertidumbre miedosa
a un futuro sin medidas;
pobre, risueño y elocuente,
atado y sin salidas.
Puede más que mi cordura
la cruel realidad que vivo,
amar como te amo
preso y cautivo.
Mi cuerpo extraña
tus besos y tus abrazos
lejos de mis manos
que reclaman tus lazos.
Mi alma se resiente
clamando a Dios que interceda
y que marque de nuevo
mis pasos en tu vereda.
Cuando te encuentro conectada
en nuestro querido hemisferio
mis lágrimas son mi impotencia
y no un misterio.
Sólo me queda, tesoro,
la razón divina de mis oraciones
y escuchar el tono de tu risa
que me recuerdan tus canciones.
Mi paciencia se medica
con la ternura de tus palabras,
aquí mi corazón te reclama
para que de nuevo lo abras.





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