Mi corazón dio un vuelco cuando me llamó,
sus ojos me miraron
con esa complicidad que nos unía a los dos.
Era la misma que unió mi vida a su vida,
su alma a mi alma, su corazón a mi amor.
La misma que besó mis labios, la misma
que un día me hizo suyo y me amó.
La misma que entregó su cuerpo a mi pasión.
La misma que lloró entre mis brazos en el adiós...
Tenía la misma luz en sus ojos, la misma sonrisa.
La reconocí cuando escuché su voz.