Cuando me abrazò sentì
que habìa llegado otra vez
la primavera a mi cuerpo,
que el mundo se hacìa pequeño
en nuestro metro cuadrado de besos.
Su perfume me trajo olores olvidados,
sus manos me envolvieron en caricias,
sus ojos fueron la luz de mis espejos,
su boca fue una fuente cristalina
y mi corazòn volviò a latir de nuevo.
Abracè su espiga con emociòn
para fundirla en mi adentro,
mientras que un suspiro volaba
desde mi màs infinita gratitud
hacia los jardines del cielo.
Entonces me dì cuenta
de que entre nosotros
no habìa pasado el tiempo,
que somos los mismos de ayer
envueltos en un mar de amor eterno...
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