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jueves, 23 de septiembre de 2010

LA VIDA...

Tenia rotos los zapatillos
con agujeros en su suela,
caminando hacia la escuela
con las manos en los bolsillos.
El calzón corto color marrón
de tela usada por mayores,
la camisa de vivos los colores
y mis libros en el zurrón.
Llevaba un largo flequillo
y un lunar en la frente,
se me habia roto un diente
por ser un diablillo.
Tenía las rodillas heridas
por que me cai de la bicicleta
y llevaba una libreta
con grapas adheridas.
El vaso y la canela,
cuando no había castigo,
si me peleaba con un amigo
al entrar en la escuela.
A la hora del recreo,
formados en filas de uno,
bebia un desayuno
y me leia un tebeo.
Sumaba los numeros pares
y restaba con los nones,
escribia en los renglones
y rezaba en los altares.
Era dulce y también travieso,
jugaba al aro y a la pelota
y me quedé como un idiota
cuando recibí el primer beso.
Nadaba y pescaba en el rio
perseguido por el guarda
escondido en la tierra parda
junto a un higueron sombrío.
El maestro me presto un audífono
de algún antepasado
y la risa de un amigo pesado
me hería con encono.
Una tarde escribi un poema,
con mi aire soñador
y buscaba alrrededor
para descifrar el teorema.
El niño que he sido
aún vive en mi mente,
y cuento brevemente
los años que he vivido.
La vida me abrió camino,
me dió hijos y penas
y aún pesan las cadenas
que me asignó el destino.
Perdi la flor más preciada
que se llevó Dios al cielo
y aún la recuerdo con anhelo
en mis oraciones de madrugada.
Se abrió mi corazón a la esperanza
y el amor llamó a mi puerta,
sembré su semilla en una huerta
en una tierra en lontananza.
La cosecha recogida,
de cepa de corazón tierno
es dulce de amor eterno
que me condujo a la salida.
de la soledad de mi guarida.
Hoy brillan junto a ella mis días
y a Dios con humildad le digo
que no me tendrá más por mendigo
pues de amor ha llenado mi vida.

4 comentarios:

  1. Tenía una soledad palpable
    cuando se posó en mis poemas
    de sus alas colgaban cadenas
    que le impedían elevarse.
    Tenía casi en relieve
    sobre su piel la ternura
    opaca por tanta amargura
    que le brindase la vida.
    Tenía en el corazón
    tatuado con letras de estrellas
    un cartel que me decía,
    acércate que eres mi dueña
    Y así es cómo comenzamos,
    anidé en su regazo,
    e hice mías sus batallas
    me bebí una a una sus lágrimas
    hasta que brotara la risa.
    Cómo dos palomas en las cornisas
    de la felicidad hoy paseamos
    sabiendo que nada en la vida
    logrará separarnos.
    Tenía dentro de si
    todo lo que a mi me faltaba
    por eso es que soy su mujer
    y es su corazón mi casa.

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  2. Mi amor, me encontrastes cuando la soledad había anidado en mi alma. Busqué en tus poemas el amor que me faltaba... y lo encontré.
    Hoy, amor mío, quiero agradecerte, a ti y a Dios por ponerme en tu camino, tus pequeñas cosas, tu ternura y el amor infinito que sientes por mi...
    TE DEJO TODOS MIS BESOS.
    TUYO SIEMPRE
    JOSE.

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  3. Veo que progresas bastante
    en el metro y en la rima,
    pero, lo más importante,
    es lo que a escribir te anima.

    Esa musa, compañero,
    al tiempo que está en la Gloria,
    siempre estará en tu memoria
    y en tus versos más punteros.

    Abrazo.

    Septiembre, 0.10. E.V.S.

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  4. Gracias querido Emilio
    por tus sinceras manifestaciones,
    seguiré haciendo canciones
    en honor a mi idilio
    Tengo mi corazón abierto
    al noble sentimiento
    y escribo como lo siento
    a un amor dulce y cierto.

    Abrazos.

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