Salí como flor tierna
empujando sobre su brote,
buscando el sol
que me llamaba.
Nací entre el manto blanco
de la nieve que me rodeaba
al sol cálido que me acariciara.
El terciopelo de mis pétalos,
por los rayos ultravioletas,
era un manto de colores
que volaba como las cometas.
Y yo quiero, amada mía,
ser flor en tu primavera,
y poder compartir contigo
el dulce néctar de mi alma
donde, como abeja, libarás
la última gota del pólen
que mi corazón emana.