
Bajé la cremallera de tu vestido
con las manos llenas de amor,
rozando cada poro con los dedos,
sintiendo en cada uno tu calor.
La negra seda cayó a tus pies
mientras acariciaba tu espalda,
dejando en cada pliegue los besos
que mis labios deseaban.
Busqué colinas y valles,
busqué rios y sombras, busqué
un rincón donde cobijarme
y quedarme a vivìr en èl.
Busquè darte toda mi pasiòn,
incendiar tu cuerpo con mi llama,
marcar con mi saliva cada pliegue
y dejar las marcas que te reclaman.
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