Dormirás sobre mi pecho,
exhausta de mis caricias de guerrero.
Cansada de la batalla,
de nuestra lucha de amor, cuerpo a cuerpo.
Desnuda sobre mis sábanas,
eterna musa que embriaga mi celo,
mientras yo contemplo tu desnudez
y acaricio con mis dedos tu pelo.
Dormirás con el fuego sembrado en tu piel
que han dejado mis besos,
olvidando los suspiros de media noche
cuando soñabas conmigo en tus sueños.
Y cuando llegue el amanecer
me encontrarás a tu lado en silencio.
Nos miraremos a los ojos
y pintaremos las paredes de orgasmos nuevos.
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