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domingo, 30 de septiembre de 2012

MI PAZ INTERIOR...




Nunca fueron tan profundas
las sensaciones que me acompañan,
sentimientos que  no empañan
la ternura que me inunda..

Miro al cielo y me embeleso,
contemplo una flor y sonrìo,
canto a mi libre albedrìo
cuando de tu boca recibo un beso.

De noche le hablo a la luna
y siento que ella me escucha,
despuès de tanta lucha
solo espero su canciòn de cuna.

Disfruto de mi paz interior
sin màs ambiciòn que el dìa a dìa
y no tengo la osadia
de quejarme de algùn dolor.

Y busco en los acordes,
por donde se esconde la tarde,
al corazòn que arde
lleno de amor en desbordes.








viernes, 28 de septiembre de 2012

SIMILITUD...





Caminaba con rumbo determinado sorteando coches y viandantes; mis pasos acelerados demostraban mi tardanza a la cita. Los semàforos limitaban la celeridad a mis piernas y decidì que si llegaba un poco màs tarde mi ausencia no serìa notoria. El sol brillaba en su cènit con todo su esplendor dejando marcados en la piel la intensidad de sus rayos; mis pasos se hicieron pausados y una serena brisa acariciò mi faz, brisa marina y salada, llevando en ella el olor cercano del mar. Varias bocinas atronaron al unìsono por el intempestivo cruce de un perro en la via; el animal corriò asustado ladrando a los causantes de su terror.
Estrellas aspirantes a un circo imaginario demostraban sus cualidades cuando la circulaciòn se detenìa; pelotas y abalorios se movìan entre las manos a un ritmo de vèrtigo imposible de alcanzar con la vista.El piar de los gorriones daba un sentido musical y bullanguero cuando entre ellos se disputaban una miga de pan encontrada en el asfalto; los àrboles, con sus frondosas sombras, aliviaban la carrera, a ninguna parte o con una meta compartida, de los transeuntes a aquella hora en la ciudad.Mis ojos hicieron un recorrido de derecha a izquierda ante el cuadro que ante ellos se presentaba e inconscientemente allì la vì... allì estaba... Yo sabìa que no podìa ser, que no era ella, por que ella se habìa marchado al lugar de donde no se vuelve y donde nadie quiere ir. Pero era tan grande el parecido en su cuerpo que hasta sentì la duda infinita que el amor impone a la convicciòn. Me acerquè contemplando su pelo, su espalda, sus hombros, sus piernas; vì sus manos y mi memòria hizo sentir que se escurrìan de las mias... Continuè contemplandola cuando el semàforo se tiñò de rojo para los autos y nos invitò a iniciar de nuevo el camino; sus pasos no ofrecian dudas, caminaba igual que ella, con la notable dificultad en su cadera derecha. El aire enarbolò su pelo dejando libre el perfil que mis ojos no alcanzaban a contemplar, y entonces, sòlo entonces, comprendì que su similitud era superior al que pudiera diseñar cualquier imaginaciòn.
Aùn asì continuè contemplando como se marchaba, como se perdìa entre la gente, con el corazòn roto y tristeza en el alma; detuve mis pasos sumergido en los detalles que para mi eran meramente coincidencias pero que no dejaban de sorprender a quien desde lo màs profundo de su ser solo deseaba volver a verla algùn dìa...

miércoles, 26 de septiembre de 2012

LA HUELLA DEL PASADO... ( FRAGMENTOS)





Sentada en una vieja mecedora, con ropas frescas para hacer màs llevadero el sofoco del dìa, habìa una mujer. Su curiosidad estaba centrada en la televisiòn; habìan concluido las noticias, y esperaba el programa de cotilleos en el que se notificarian los devaneos amorosos de algùn artista o torero. Con un abanico vertìa aire denodadamente sobre su cuerpo, como queriendo acaparar el poco frescor que la casa contenìa; la programaciòn habìa iniciado su andadura despuès de la publicidad con una hermosa presentadora. Su interès se hacìa cada vez màs notable y una sonrisa se dibujò en sus labios. Dejò sobre la mesa en la que aùn estaban los platos y cubiertos, ademàs del pan y el vaso de agua vacìo, el soplillo, y, acercàndose un poco al receptor, diò por satisfecho el tono de audiciòn...
Aprovechando la segunda pausa publicitaria, que era extensa, se levantò de la mecedora y cogiendo los ùtiles que le habìan sido necesarios para almorzar, los puso en el ùnico seno del fregadero del que disponìa. Al estar de pie se apreciaba un cuerpo delgado y seco; el vestido, por su amplitud, era fresco, de tela fina y sin mangas abotonado en su parte delantera... 

lunes, 24 de septiembre de 2012

UNA SONRISA EN SILLA DE RUEDAS.








La mañana amaneciò frìa; el cielo se
habìa embadurnado de nubes cenicientas que no hacìan presagiar otro sentimiento que el de la anunciada lluvia. Los àrboles de la calle tenìan sus nuevas botonaduras, antesalas de incipientes frutos. La nueva primavera, intrusa y desconcertante, se mostraba arrogante y desafiaba con sus pòlenes a los sufridos alèrgicos. El tren llegaba a la estaciòn con su ruido de frenos cada vez màs familiares; yo esperaba en el anden con mi mochila al hombro, observador implacable, entre la muchedumbre congregada para tomar el medio para sus desplazamientos cuando la vì llegar por el acceso de minusvàlidos. Su carita era sonrosada y en ella se dibujaba una sonrisa que fue el centro de toda mi atenciòn; detràs de ella, enpujando su silla de ruedas, le acompañaba una mujer que pensè serìa su madre. Un leve suspiro brotò de mi pecho al comprobar que la señora tenìa dificultad para caminar... Sus piernas eran dèbiles y ponìa en ellas todo el esfuerzo para poder empujar el asiento donde se sentaba la niña. Instintivamente me apresurè en su ayuda.
- No se preocupe caballero, ya estamos acostumbradas...-
Sus palabras crearon en mi un desconcierto inesperado; aùn asì, con la mejor de mis sonrisas, puse una mano sobre el metal incoloro y agilicè su pesar. La niña no perdìa su encanto y en sus ojos brillaba esa luz de la alegrìa que adorna la inocencia infantil.
- De todas formas muchas gracias...-
Me desplacè unos pasos volviendo al lugar que ocupaba en mi espera; mi mirada no se separò del cuadro que formaban ambas cuando recibì el primer empujòn de apremio de alguno de los viajeros para entrar en el tren que ya habìa llegado.
- Disculpe.-
Me quedè rezagado - mis pensamientos sabrìa Dios dònde - a la espera intuitiva de alguna dificultad para ellas para poder ayudarlas. Entramos en el vagòn donde apenas habìa cabida para alguien màs; el grupo se redujo en espacio dando muestras de condescendencia pero con la ignorancia reflejada en sus semblantes.
Mis dedos se aferraron a la barra metàlica en la que se sujetaban varias manos cuando unos leves golpes en la pierna me hicieron bajar la mirada.
- Yo me llamo Camila... y tù ?-
Sonreì
La verdad que no esperaba que aquella chiquilla de no màs de siete años se presentara de manera tan espontànea a un desconocido. Le dije mi nombre y por mi acento descubriò mi procedencia. Se le veìa encantada de poder compartir sus inquietudes, de poder hablar con alguien que quisiera escucharla. Me hablò de su mamà que era quien la acompañaba, de su papà, al que veia poco por trabajar en el norte en una compañìa minera; pero su voz se tornò triste cuando le preguntè si asistìa a alguna escuela...
- Mis compañeros no me aceptan...-
Su respuesta se me antojò incoherente e impropia para una persona de su edad; mirè a su madre y ella corroborò con un movimiento afirmativo lo que acababa de escuchar.
Se me rompiò el corazòn al oìr aquellas palabras. No podìa entender que niños de su edad no aceptaran a Camila por su minusvalìa, que no quisieran relacionarse con ella por su discapacidad... Otro suspiro, pero este de pesar, de mi pecho...
- Dios...-
Pensè.
Mi estaciòn de llegada estaba cerca pero no quise apearme, tenìa tiempo y querìa disfrutar de su agradable compañìa. Cuando se marchò, en las mismas condiciones de llegada, en mi mente quedò una pregunta.
- ¿ Porquè... què hizo ella para merecer ese destino....?-
Que alguien me responda...








domingo, 23 de septiembre de 2012

LA HUELLA DEL PASADO.







En el horizonte, el azùl del cielo se tornaba pàlido, tal vez envuelto en una flama que abrazaba el paisaje, desde una perspectiva angosta y flameante, que herìa el iris de la mirada.Un limòn lunero compartìa su frondosidad con el azahar de la nueva luna, y el fruto, amargo y amarillento, enhiesto cual senos de mujer. Sus verdes hojas clamaban al cielo el riego de la tarde a la caìda del astro padre. Y hacìa calor, mucho calor...

De los huertos cercanos, el aire transportaba en sus àtomos màs diminutos un vaho candente de estièrcol mojado y fruta madura aùn en el àrbol. En el silencio de la tarde, se podìa, incluso, escuchar el rumor exangue del caudal del cercano rìo, escaso por la carecia de lluvias en la ùltima primavera...
Al final de la calle, donde el campo se abre a la vista del transeunte, hay una pequeña casa. En uno  de sus laterales se describìa una hendidura de gran dimensiòn, que habìa sido enchapada por manos inexpertas; luego, la cal habìa puesto su blancura inmaculada simulando su ineludible deterioro. En una barra metàlica, adherida a la pared por dos garras, se alzaba, majestuosa al cielo, la antena de televisiòn...
Un Volkswagen rojo recorrìa despacio, muy despacio, la calle; en su interior, la persona que lo conducìa era un hombre de unos setenta años, miraba con curiosidad a diestra y siniestra, queriendo reconocer cada rincòn de la baldìa calle...

sábado, 22 de septiembre de 2012

MODELARTE...



Yo quisiera,
envolver tu espiga
en mis manos
e iniciar la molienda
de todos tus granos...
Yo quisiera,
darte forma y modelarte,
cubrirte con el calor
de todos mis besos
y a los ojos mirarte...
Yo quisiera,
sentirte junto a mi fuego,
que las brasas de mi corazòn
sean las tuyas
para iniciar este juego...
Yo quisiera,
subirte en lo imaginario,
volar sobre las nubes
disfrutando de los dìas
de nuestro infinito calendario...
Yo quisiera... yo te quiero...


jueves, 13 de septiembre de 2012

MI TOCAYO... ( a Pepe Gònce )


Yo tengo un tocayo en Sevilla
que en El Bosque tiene casa
y el tío tiene tanta guasa
que hasta canta de maravilla.

No se si soy indiscreto,
espero que no despertar su enojo,
pero se hace llamar Flamenco Rojo
en el maravilloso mundo bloguero.

Se pasea con los " Miarma",
Rafael, Antonio y Emilio
y con la Cruzcampo tiene un idilio
que se lo toma con mucha calma.

Se reúnen y pasan lista
en el Tabanco o la Tapita
y aunque pierda no se irrita
como todo buen sevillista.

Ya son màs de las once,
me voy a dormir
y desde aquì te quiero decir...
¡ un saludo Pepe Gònce...!

martes, 11 de septiembre de 2012

DESTINO....




Yo se del dolor
de las espinas en mi piel
y el sabor de la sal
de infinitas làgrimas,
el caminar por el sendero,
de ida y vuelta,
sobre el filo de una navaja
y el tormento agrio
de las noches en vela.

Yo se de los abandonos
que dejan su huella
inolvidables en la vida
y de luchar a cada minuto
por sentir la convicciòn
de que asì tenìa que ser,
sin tratar de engañarme,
ni convencerme,
con piadosas mentiras.

Yo se de amores
que me marcaron
y del daño que causè,
sin querer o a conciencia,
y del sabor agrio
que despuès degustè
con el reverso de hiel.

Yo se de alegrìas
y de risas tambièn,
de momentos tiernos
y de besos de miel;
de caricias infinitas
de risas sin fin,
del goce compartido
en càlidas sàbanas.

Yo se que tiene que llegar
el dìa màs temido,
donde los sueños dejan de ser,
y la partida serà breve,
pero me marcharè convencido
de saber que nada ha sido
un capricho del destino,
que todo fuè 
como yo lo he querido.



lunes, 3 de septiembre de 2012

PIDO PERDÒN...



Yo se que no lo hice bien,
y por ello me siento mal
- uno màs entre cien -
comprendo que no soy perfecto,
la perfecciòn no es terrenal,
y yo tengo mis defectos
como tiene todo mortal.
He vuelto a equivocarme
y demuestro mi arrepentimiento
soy reo en hueso y carne
y merezco en todo momento
la sentencia que quieras asignarme.
Todo tiene su proceso,
la verdad ni se esconde ni se ignora,
ahora estoy de regreso
y solo te pido sin demora
que me des un largo beso
que mi boca lo atesora.
Y con èl quiero tu perdòn
si no es mucho pedir
por que se me rompe el corazòn
cuando no te escucho reìr...