Se diluye el día
en el remanso oscuro
que antecede a la noche
en la huida de un sol cobarde.
Suenan los ladridos de los perros
entre las viñetas de un programa,
sin futuro ni nombre
en un receptor indiferente.
Sobre papel cuadriculado
voy dejando la tinta
de inexpresivas palabras
que desde mi corazón se pintan
Mis ojos se abandonan
sobre las letras dibujadas
que en silencio se juntan
en mi soñolienta mirada.
Y una sonrisa aflora en mis labios
al evocar alguna ocurrencia,
que se transforma en risa
cuando me voy a la cama.
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