Un susurro sin nombre
donde has dejado tu huella,
marchaste muy temprano
cuando aún quedaban estrellas.
Yo dormía y sentía cómo te vestías,
el olor de tu ropa sobre tu desnudez
me embriagaba hasta percibirte
más allá de donde el sueño me ataba.
Se fue tu respirar en silencio
cubriendo con abrigos tus desvelos.
Una caricia sobre mi mejilla
y en mis labios un beso.
La puerta no hizo ruido,
como si todo fuera un misterio,
se fueron alejando tus pasos
con la felicidad que volvieron.
Cuando llegue el crepúsculo
del día que está naciendo,
volverás junto a mí, no lo dudo,
y te diré cuánto te estoy queriendo.
Felicidades por este maravilloso trabajo, me encanta...
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