Me dolía el corazón de desearte
y el alma se deshacía en suspiros
volando en el aire, dando giros
por que solo deseaba amarte.
El cuerpo me pedía clemencia
para que pusiera freno y cordura,
pero solo pensaba en tu hermosura
y en cómo demostrar mi sapiencia.
Conseguí el preciado tesoro
que en tu cuerpo se esconde caliente
para degustarlo de manera hiriente
donde no existen ni modales ni decoro.
Entré brusco, salvaje y con dolor
para partir en dos la manzana deseada
por donde se abría el cuerpo de mi amada
para llegar a la victoria con amor.
Se deshizo el nudo que nos ataba
entre los brazos que rodeaban la contienda
tomando nuestras emociones en prenda
como pago de la noche que nos esperaba..