Caminé junto a ella
por la vereda más larga
sintiendo palpitar mi corazón
a ritmo de nostalgia.
Sus ojos se escondían a mi mirada,
sus palabras eran el sinónimo
dulce y cariñoso
de una mujer enamorada.
Conversamos con deleite
saboreando la brisa que llegaba
nos miramos sin decir nada
por que sobraban las palabras.
Una gaviota pasajera
surco el cielo de nuestra dicha
y cuando nos despedimos llevaba en mis labios
el calor del beso que añoraba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario