Vivir merece la pena, vivir a cualquier precio, por que cuesta sentir
cómo la vida se escapa sin remedio dejando el miedo en tu puerta...
La boca seca, suero en la vena, los estertores más salados
se confunden con el llanto y la arena de un hombre enamorado.
Las miradas en el aire sin imágenes en las pupilas, cristales rotos
en millones de pedazos cuando al atardecer llega el ocaso.
Las siluetas se difuminan, la memoria se confunde al recordar
dejando un vacío en blanco que de tanto amor ni recuerda.
Pasa el aire entre las ventanas y la puerta, dejando una estela
de olores inconfundibles de esperanzas y espera.
Agua sacia mi sed, agua que mi garganta reclama, agua
que ha llegado del cielo en esta nueva primavera...
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