Hoy tengo que confesarte que sin querer he llorado,
pero una sonrisa acompañaba a mis versos emocionados...
Lloraba cuando un poema se deslizaba por mi cara, evocando
tu recuerdo, tu ausencia, cada día más dolorosa. Llorando
sobre el papel blanco donde se anegaban los recuerdos
donde se pintaba la alegría cuando te estaba recordando.
Lloré sin más hasta que salió de mi alma todo mi sentir,
evocando aquellos días que quedaron sin escribir
donde tú eras el motivo de mi existencia, donde tú eras
el color de las ilusiones que me quedaban por vivir.
Las lagrimas no me dejaban ver lo que escribía, la sonrisa
se volvió transparente hasta que, de tanto extrañarte, comencé a reír...
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