Se extiende la tinta en alfabeto
sobre la hoja de papel,
dejando sobre la blancura inmaculada
unos versos para una mujer.
Sueña con un amor travieso,
con un amor que viva por èl,
con un amor de piel,
con un càlido y ardiente beso.
Mientras los sueños van y vienen
la tinta no se diluye,
y el poeta le da la ilusión
que lleva su verso eterno.
Escribe para la eternidad,
más allá de su muerte,
para esa mujer que en su vida
es un àngel diferente...
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