Despiertas cada mañana
entre las brasas de mi cuerpo,
consumiendo tu desnuda hermosura
en la boca que te envuelve a besos.
Despiertas sobre un corcel desbocado
sedienta de amor que en la noche has soñado,
àvida de caricias en el amanecer de mis manos
y cabalgas con la locura de un ser enamorado.
Despiertas y apagas tu sed
en la orilla càlida de mis labios,
bebiendo hasta quedar èbria de amor
rendida en el mar de mis abrazos.
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