Nadie me habìa llamado asì,
ni mencionado mi nombre
dejando en el aire su acento
con tanta delicadeza y amor.
Nadie me habìa mirado
con ese brillo que delata
aquella forma de amar
que hasta llega al corazòn.
Nadie me habìa susurrado
con tanta ternura al oìdo,
ni besado mis labios
hasta fundir mis sentidos.
Nadie habìa acariciado mi cuerpo
hasta sacar escalofrìos de pasiòn,
ni sembrado en el su semilla
como lo hiciste tù, mi amor...
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