He mirado en el pedestal
que hay en mi corazón...
¡Sí... ése en el que tu vives
desde el día que naciste...!
El que levanté sobre mis hombros
con la perseverancia del día a día
y de los pequeños momentos
que ambos compartimos.
Te hace grande el sentirte cercano
tu animosidad y buen humor,
te hace grande tu corazón tierno
y los ojos con los que miras la vida.
Ahora estamos separados
pero nos acercan los sentidos;
nos tocó el revés duro del destino
que vivirá para siempre en el recuerdo.
Ya eres un hombre forjado en el camino
donde has marcado tus pasos,
senda labrada con esfuerzo,
con una sonrisa en tus labios.
Por eso hoy te deseo lo mejor,
que la vida te sonría, que te vaya bien
por que en el corazón de tu padre
siempre tendrás tu esencia de niño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario