Quisiera acompañarte
cuando las luces blancas alumbren tu calle.
Dímelo, mujer, no te lo calles
lo que siente tu corazón...
Y caminar bajo la luna
sobre la arena de la playa,
llevando tu mano en la mía
hacia la cresta de las olas...
Amanecer caminando
sin meta ni rumbo a puerto.
La noche será testigo
de nuestros abrazos de nuestros besos...
Y ebrios de fuego buscaremos,
el alba entre sueños,
los brazos que den cobijo
a este amor eterno...
Por eso hoy te pido,
con el deseo en mis entrañas,
desde la distancia con cariño...
¡Llévame, mujer, llévame contigo...!