Estoy esperando,
con los brazos abiertos,
que vengas conmigo
como yo lo deseo.
Y subirnos a la montura
del caballo del aire,
para cabalgar por los cielos
hasta las estrellas del firmamento.
Más allá de la luna,
donde termina el espejo,
que reproduce las luces
que alumbran a lo lejos.
Volaremos jinetes
cómplices de un mismo juego,
para volver a la tierra
con los pies sobre el suelo.
Pero sigo a la espera,
no queda otro remedio
y hasta que llegue el momento
te esperaré por que te quiero.