Te busco en el claroscuro de mis dudas
para apoyar mi cabeza en tu hombro izquierdo.
Llevo mi vida plagada de recuerdos
que hacen las realidades más crudas.
Te suplico cuando siento miedo
y te busco para que me protejas
de los caballos desbocados que dejas
sin aliento cuando mencionas tu credo.
Te ruego cuando necesito tu presencia
para que desciendas sobre la tierra
que ahoga mis palabras en guerra
sin que se escuche por ello su clemencia.
Te agradezco cuando llenas de alegría
mi casa y sus cuatro paredes.
Llenas de peces mis redes
y das a mi canción su melodía.
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