Hacía mis preguntas sobre las raíces del péndulo
que oscilaba sobre mi mano con movimientos inciertos...
Anonadado estaba pensando en la magia olvidada
que llevaría la respuesta soñada a mis indecisas palabras.
No podía creerlo por que siempre decía lo que yo imaginaba,
siempre daba la resolución más acorde cuando se le preguntaba.
Enmudecí cuando supe los designios de mi futuro, callé
sintiendo que en mi alma algo se perdía, igual que ayer.
Dos preguntas, dos respuestas, una esperanza que colmará
todos los momentos venideros de amores soñados.
Mis preguntas tuvieron respuestas con su certero viajar
hacia atrás y hacia adelante marcados por la incredulidad...
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