Lluvia de mar en la tarde quilpueina soplada por el viento
que llega sin lamento de los cerros de Valparaíso, lluvia...
Ahí queda un corazón, ahí queda un sueño, ahí queda
la esperanza que un día fue ilusión... una ilusión sincera...
azotada por las aguas del océano, la barca, queda a la deriva
ansiosa de regresar a puerto contigo tras larga espera.
Se esconde el sol a la caída de la tarde, llega el crepúsculo
sobre las calles sembrando de oscuros rincones el alma.
No vendrá a la cita, no vendrá, por que su corazón
lleva la pretérita nostalgia de un sentimiento denegado.
Se devuelve a casa sin nombre, recordando batallas del pasado...
Nunca más...con lagrimas en sus ojos enamorados...
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