Sobre las huellas del atardecer voy caminando solitario
llevando la ternura de ayer y en mis manos tu retrato...
Me voy haciendo viejo, sin remedio, el tiempo pasa,
cubriendo de nieves mis días a falta de esperanzas.
Pero sigo soñando contigo como si nunca te hubieras ido,
sigo esperando que llegue el día que nos unirá el destino.
Llamará la noche eterna a mi puerta y yo la recibiré agradecido
por que se que ella me llevará a ese lugar tan florido. Ese lugar
donde quiero reunirme contigo, donde quiero darte los abrazos
que tantas veces, entre lagrimas, te he prometido.
Sigo esperando el momento, ahora que las golondrinas se han ido,
en este otoño que añora tu presencia, mi corazón herido...
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