Desde mi atalaya puedo verte,
mi corazón te sueña y te reclama,
más fuerte que el amor y la muerte
cuando llega la primavera a mi ventana.
Se escucha la música mañanera
con lloradas ausencias de batuta,
mi alma se emociona y la disfruta
recordando mi niñez y una quimera.
Pasodobles y charangas acompañan
la emoción sin verbo en el camino,
hacia una fuente que refresca
la memoria de los que buscaron otro destino.
Cuento los días, desvelo en las noches
pensando en los abrazos que me esperan
- nostalgia compartida con las estrellas -
donde ha llegado una nueva primavera.
Quiero estar contigo, quiero abrazarte
como te abrazaba - Dios es testigo -
emocionado de alegría
cuando mi ángel estaba conmigo...
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