Tenía un cuento en mi mochila,
un lápiz de madera color negro
y un cuaderno azul de hojas blancas
donde escribí mi primer verso.
Tenía siete años, era delgado,
y miraba a los labios cuando quería escuchar
aquellas palabras que los oídos
siempre me quisieron negar.
Tenía un mundo interior a mi medida
donde yo era el primer actor,
no tenía que estudiar mis personajes
por que me los dictaba el corazón.
Tenía la esencia que aún conservo
donde solo el envoltorio cambió,
para ser cubierto por el otoño,
de eso el tiempo se encargó.
Tenía una amistad impoluta
con un amigo que el cielo se llevó,
dejando así un vacío
que ningún otro llenó.
Tenía un padre al que quería
y una madre que me parió,
hermanos que fueron mi sombra
aunque no era el mayor.
Tenía y tengo un corazón que late
con latidos que suenan a dolor,
llenando de angustia mi vida
donde siempre sembré amor...
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