Escuchè su voz
y sonò a mùsica,
escuchè su acento
y me llenò de ilusion.
Sus palabras
teniàn esa melodìa
con la que cada noche
sueño yo.
Mientras hablaba
se habìa detenido el reloj,
los latidos de mi corazòn
aceleraron su ritmo,
la sangre en mis venas
se enardeciò
y un mar de mariposas
en mi estòmago volò...
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