Una làgrima gemela va surcando mi cara
y en un rincòn de mi cuerpo el alma està llorando,
desesperado esta mi corazòn, razonando
con impotencia... Tù no me pediste que te amara...
Pero yo te amo desde los andamios de mi ser,
desde los màs tiernos versos de mi vida,
desde aquella tarde de primavera florida,
donde mi mirada buscò tus ojos, mujer.
Un arroyo salado hizo en mi pecho un lago,
inundando los suspiros en las quebradas de mi piel,
extrañando tantos besos de tu dulce miel
y resignado a los silencios que con amor pago.
Cada noche que pasa, cada dìa que amanece,
cada puesta de sol en la soledad de mi atardecer,
traen a mi vida tantos recuerdos de tu querer
que todo mi cuerpo se estremece...
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