Me quedo sentado en la cama,
mirando como llegas,
como te desnudas,
como tu cuerpo queda libre a mis ojos,
como tu ropa queda por el suelo,
tus zapatos. Tu pelo al aire...
y vienes a buscar mis besos
en la orilla de mi boca.
Y vienes a gozar mi cuerpo
como si fuese tuyo,
como si fuese nuestro,
sin preguntar si yo lo deseo,
sin hacer preguntas ni misterios.
Llegas, tomas y disfrutas
hasta que la miel se vuelve hielo
hasta que la tempestad se amansa,
hasta que el rugido del mar
se cobra la victima de tus anhelos.
Después te vas por el mismo cielo
volando por las calles
buscando comida y desvelos
hasta que llega la oscuridad de la noche
y vuelves a mi nido en celo.
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