Miras con codicia increíble el faro en la roca
que parte tu mundo en dos y te vuelve loca...
Tus ojos brillan como dos luceros en la noche
cuando tomas entre tus manos su envergadura
y llenas tu boca de su tersura
hasta que el volcán entra en derroche.
Envuelves en tu humedad su anatomía
cabalgando sobre su lomo endiablado
trotando hasta los mágicos confines
queriendo derretirlo de tanto usarlo.
Exhausta quedas de la batalla, cansada de la lucha
que te hace sentir cada día más enamorada...
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