Una barca a la deriva en la mar de la noche
mecida al compás de las olas oscuras...
El reloj acompaña su constante monotonía
con su tic tac de pasajero errante
emulando los latidos de un corazón distante
persuadido de amor y melancolía.
Infinitas horas al borde del abismo
donde se intuye cierta la caída.
Dolor en el alma de una vieja herida
que refleja la realidad de un nuevo espejismo.
La luna va escondiendo su manto.
El sol vuelve a calentar de nuevo... Amanece...
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