Éramos números invertidos, postura
que nos gustaba a los dos. Ella acariciaba
mi cetro, su gruta lamía yo.
Dos números con un solo dividendo
derrochando salivas de pasión. Dos números
que componían los gemidos de un corazón.
Dos números en uno solo, olvidados de una resta interior.
Saciando las eternidades de sus cuerpos.
Dos números... Ella y yo...
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