Puse mis ojos donde no llegaban mis manos,
para acariciar con mi mirada su cuerpo.
Deseé estar con ella y amarla sin misterios.
Hacer su cuerpo mío sin demorar más el tiempo.
Amar sus rincones sin pudores ni miedos
y dejar en ella mi esencia en un verso.
Sembrar su piel de un color amarillo intenso
y saborear sus mieles impregnando mis dedos.
Hacerla mía. Mía y sólo mía... y del viento
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