Las ropas quedaron sobre el suelo,
sudorosas de pasión, olvidadas por sus dueños: tú y yo.
Tú me rompiste la camisa, yo te abrí el corazón.
Éramos dos locos pidiendo a gritos
un lugar donde dar rienda suelta al deseo.
Tu falda quedó sobre la cama, tus bragas no sé yo...
El aire nos faltaba, ahogando en cada beso tanto amor.
Tú querías hacerme tuyo. Mía te hice yo.
Subiste sobre mi hombría enhiesta sin dilación
hasta que furioso y continuado el orgasmo a ti llegó...
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