Venía caminando
al otro lado del tiempo...
Me quedé contemplando su cara,
su pelo al viento
y la alegría de su sonrisa.
Ella no me podía ver...
Se contrajo mi corazón
por su ausencia.
No lloré.
No lloré.
Vestí su cuerpo con mi mirada
y dejé un suspiro junto al ciprés.
Era tan real lo que vivía
que de tanta alegría desperté.
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