La lluvia era callada
el silencio se escapaba
de mi sombra de niño
hacia el ocre otoño
que cubría la calle.
Llovía sin descanso
sobre las canas de mi padre
que bajaba sin aliento
por la ladera
de los verdes pinares.
Mirando a la ventana
veía caer el agua
sobre los cristales.
Mi mirada se perdía
en la penumbra de la tarde.
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