Toque mi espalda con sus manos, señora, acaricie después,
que hay en ella cuerdas de guitarra para que las toque usted...
Ponga ritmo de música con sus manos
sobre las huellas del papel
partituras que se escriben
en los segmentos de mi piel.
Y cuando llegue el tono al equilibrio
sacará gemidos por doquier
que llegarán con las caricias
que nadie hace como usted.
Guitarra que sueña todas las noches
con la ternura que añorada de ayer...
No hay comentarios:
Publicar un comentario