No me dejó entrar a tu mundo,
que oliera el perfume
que en el aire se quedó,
donde dejaste tus huellas,
tus fotos tras la puerta,
tus posters y canciones,
tu botella de agua,
el escudo favorito
de blanco color.
No me dejó entrar
donde todavía se escuchaba
el eco de tu voz,
tu risa, tu llanto
y los latidos de tu corazón.
No pude llevarme conmigo
aquél mundo de ilusión
en los rincones de mi memoria
donde aún queda el dolor.
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