Desvié la mirada para no confundirme
alejando los sentimientos alocados
de una experiencia que ha dejado
secuelas que ya no pueden herirme.
Superado el momento de nostalgia breve,
caminé sin rumbo alejando su vehemencia.
Quedé dormido en los brazos de la inocencia
y que el sueño sus recuerdos para siempre se lleve.
No volverá a molestarme su presencia
por que he llegado al final de mi camino,
donde crecen las vides de otro destino
con el sabor dulce de la transparencia.
Degusto ese vino delicadamente
y las caricias que deja su dulce sabor,
sorbo a sorbo, y recibo tanto amor
que hasta la vida me parece diferente.
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