Perdido a las puertas de tu paraíso,
donde se adivina la lujuria y el placer,
continué buscando entre tus poros
las notas por florecer.
Me hacía de rogar a cada instante,
las peticiones apremiaban,
para que entrara en tu carne
que con ansias me esperaba.
Juguete envuelto en suave terciopelo
donde un hachazo da vida a su miel.
Higos abiertos que cuelgan
sobre la higuera de tu piel.
Como una burbuja estalló
dejando aire, ternura y fuego,
al contacto de mis besos
donde se terminaban tus ruegos.
Su néctar era de sabor delicado,
un manantial donde beber,
y en él sacié mi fatiga
para calmar toda tu sed.
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