Derroche de amor
derramado sobre tus labios
donde sacio mi sed y bebo
el néctar de tus deseos.
Contenido impulso
donde se llega a las lágrimas
combatiendo mi pasión
con las olas de tu embravecido mar.
Cabalgadas apasionas
sobre los corceles del tiempo
dando rienda suelta
a los gritos y al viento.
Desnudos cuerpos que reclaman
ser consumidos por el fuego,
llama prendida, corazón abierto,
sobre la carne donde comienza el juego.
Y tras la dura batalla,
donde no hay vencedores ni vencidos,
queda el rumor del silencio
y los latidos de dos corazones rendidos.
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