Buscaba entre los colores de mi paleta
el tono para pintar el cuadro
que se estaba gestando en mi vida.
Violeta, rojo, azul... y no encontraba
la aroma adecuado para mezclar
los tonos más armoniosos y bellos.
Un perfume embriagó mi espacio,
de mujer venida entre las flores.
Llegó despacio en el aire fresco
para dar vida y amor a mis colores.
Violeta, rojo, azul... la gama se volvió
de tonalidades infinitas... Verde, rosa...
Y así pude terminar de pintar mi cuadro
para compartir con ella la esperanza.
Mujer que llegó a mi vida
cuando el otoño llamó a mi puerta
floreciendo de nuevo la rama
con su cariño, luz y ternura a raudales.
Violeta, rojo, azul... Cristina...
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