Seguiré idolatrando tu figura
hasta que mi nombre se borre
de los pensamientos más acordes
que lo recuerden con ternura.
Y veré pasar el tiempo contigo
envejeciendo cada segundo que transcurra
dejando que la vida discurra
cobijado en el calor de tu abrigo.
Pasarán los otoños ocres y lentos
donde los árboles dejan caer sus hojas
y las primaveras lluviosas de rosas rojas
sobre nuestras vidas coronadas al viento.
Seré poeta, tu poeta, hasta la ceniza
que quedará de mi espiga sobre el camino
escribiendo lindos versos, es mi destino,
para que sientas mi amor en tu camisa.
Te llevaré prendida al infinito
volando como pájaro entre las estrellas
y al anochecer en cada una de ellas
escucharás tu nombre en mi grito...
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