Es ocasional, pero yo lo siento,
ese miedo que inunda
mis sentidos algunas veces
y que la experiencia circunda.
Es algo superior a mis fuerzas
y aunque lo quiera desterrar
me faltan argumentos
que nunca podré encontrar.
Miedo que envuelve en su eco
la memoria más elocuente y fugaz
de haber vivido en apariencia
cuando solo había soledad.
Miedo a la realidad que ya he sufrido
dando la apariencia de ser uno más
que se sabía feliz con su desdicha
cuando no era esa la realidad.
Por eso yo te ruego, Señor, que nunca
haya un motivo para volver atrás.
Amor tengo y no me sobra,
por que con amor quiero morir en paz.
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