No se qué daría
por disfrutar de nuevo tu presencia
de sentir cercana tu compañía
y degustar tus breves y silenciosas elocuencias.
Beber un vaso de vino tinto contigo
en torno a la mesa
conversar como grandes amigos
hasta que la voz nos saliera espesa.
Ayudarte a llenar los sacos de algarrobas,
salir corriendo tras el conejo en el monte,
barrer los higos con la escoba
y mirar juntos el sol en el horizonte.
No solo te recuerdo en este día
por que siempre estarás presente.
Eres el padre que yo quería,
al que adoraba por tu manera de ser tan diferente.
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