Déjame que mire en la vieja foto,
esa que se tiñó de sepia antes de ser,
donde se refleja el niño del ayer
con otra ilusión, con otra esencia,
con su abrigo gris y sus bolsillos rotos.
Déjame que descubra las pasiones
que llevaba en mi piel entonces
sin saber que la vida
sería para mi una experiencia
donde el dolor sería de bronce.
Déjame devolver la sonrisa
que lleva reflejada en su cara
por que en ella demuestra la ilusión
que en el corazón se forjaba
aprendiendo de los poetas
que en sueños admiraba.
Niño de ayer que fui
cuando se rompía el color de los sonidos
que en silencio dejaron mi existencia
desconociendo la alegría
que a otros Dios les había regalado
sin valorar el tesoro de la inocencia.
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